Nunca en la vida se olvida. Todo queda grabado en la memoria, jamás se borra, aunque quieras no se puede. Cosas simples como olvidarse las llaves en casa, el celular y entre otras cosas, eso sí se puede olvidar. Pero cosas y temas importantes nunca se olvidan, es como un tatuaje en la memoria, no te lo podes sacar nunca más aunque quieras con todas tus fuerzas, es imposible, inolvidable. Ya sea un recuerdo bueno, como el último abrazo con alguien que no está más y que vas a sentir esa sensación de abrazarla por el resto de tu vida, o ya sea un recuerdo malo, como cosas que te desilusionan, muertes, engaños, olvidos, y millones de cosas más. Nos descoloca no poder olvidar algo que queremos, no entendemos como no podemos controlar esa parte de nuestras mentes, que se encapricho en no olvidar. Muchas veces fingimos olvidar, fingimos que ya no nos interesa, que “quedo en el olvido”, no existe el olvido, porque el olvido es un lugar en donde todo se recuerda. Mejor no olvidar, para aprender, para acordarse quienes siempre estuvieron, para no repetir errores, para revivir momentos únicos y hermosos. Pero a veces queremos olvidar algo específico, arrancar un momento, una acción, una cosa que pasó, que cada vez que nos acordamos nos duele. La mayoría de las veces son cosas malas, cosas que no pensabas que podían pasar y sin embargo pasan. Lo loco, es que a veces esa cosa no es mala, todo lo contrario, sufrimos por haberla tenido y ahora no.