Tengo una remera hace casi 2 años, es la mejor remera que
tuve en toda mi vida hasta ahora, es simple no tiene nada en particular a
simple vista, pero para mi es única, no hay mejor remera que mi remera roja, no
hay otra que me quede mejor, o capaz si, pero no lo quiero ver, yo solo quiero
mi remera roja. Me acuerdo el primer dia que me la puse como si fuera ayer, un
dia de primavera, el mes en donde todo florece. Jamás pensé que iba a ser tan
indispensable para mi, pero si lo sentí, apenas me la puse sentí una sensación que
jamas había sentido, un escalofrio que me decía que esa remera iba a ser algo
mas que una simple remera. La usé, la use todos los días y todas las horas por
un año, al principio el color estaba impecable, todo encajaba, era todo lo que
quería en mi placard. La lavaba y la volvia a usar, aunque algunos días ya la veía
un poco mas clara por lo gastado, no me importaba, no me importaba salir a la
calle con ella, yo la amaba y ella también a mi. Encajabamos tan bien que asustaba,
yo no veía que nadie tenga una relación como la mia con mi remera roja, para mi
era una relación única que capaz nunca mas iba a encontrar. Con el tiempo la
remera se fue gastando mas y mas, y no había forma de que vuelva a ser nueva,
costaba ponérmela porque ya tenia hechas pelotitas de ropa vieja, esas
pelotitas odiosas que a veces me negaba que estaban para no aceptar la
realidad. Pero estaban, y se veian, y se notaban y se sentían. Decidí no usarla
por un tiempo, pero fallé, a los pocos días necesitaba ponérmela, nose si ya me
quedaba tan bien como la primera vez pero ya era costumbre, maldita y puta
costumbre. La volvi a usar unos días, después de piyama y después solo a veces,
ya estaba vieja y gastada, nada era lo mismo. Me aburrí, quise probar con otra
remera, agarré mis ahorros y dejándome llevar por mis impulsos, casi sin
pensarlo, me compré una remera, azul. Bastó con probarmela por primera vez para
saber que no iba a vivir nada de lo que vivi con mi remera roja, sabía que no
iba a ser tan especial. Pero no me escuché, estaba tan emocionada por
estrenarla, o capaz porque el ambiente me impulsaba a hacerlo, la vendedora me
gritaba que me quedaba perfecta, cuando yo muy bien sabia que no me quedaba tan
bien, pero me deje llevar, me deje influenciar y finalmente me la compré. Esa
noche sali a bailar, me puse la remera azul con un short de terciopelo y me
emborraché. Me quedaba realmente bien la remera, pero no tenia vivido todo lo
que si tenia la roja, capaz la azul estaba bien por una noche, por un poco de diversión,
pero la roja seguía siendo única. La roja había estado en mis mejores y peores
momentos, en mi primer beso de amor, en mi primer lagrima derrochada por amor,
en nuestro primer “te quiero”, en las peores de mis pesadillas y en los mejores
sueños. Esa noche volvi a casa con un vacío enorme, con un nudo en el corazón que
me decía que algo hice mal, me mire al espejo y no me reconoci, esa no era mi
remera, esa no era yo. Me desnudé rápido y busque desesperadamente y con
lagrimas en los ojos a mi remera roja por el placard, no la encontraba por ningún
lado, desordene todo no me importaba yo quería mi remera roja en ese mismo
momento, abrigándome el pecho como siempre lo hizo, durmiendo conmigo cuando
mas la necesité. Finalmente la encontré, estaba abajo de la cama, nose como
llego, pero estaba toda sucia en un rincón. No me importó, la sacudi rápido y
me la puse, pase un brazo y cuando pase el otro escuche un “crach”, no quería ni
pensar en lo que había pasado, pero pasó, se me rompió. Le hice un agujero en
la manga, llore debastadamente, no lo podía creer, con todo lo que la quería,
con todo lo que la cuide, con todo lo que pase con ella, para que YO MISMA la
rompa, para que termine todo asi de la nada y tan mal por culpa mia, me odié,
me odio. Ya nada iba a ser lo mismo, nada de nada, nunca mas, ya la había roto
y no había forma de arreglarla, no había chance de que volvamos a encajar tan
bien. Y la lloré y la sufri, no es fácil desascostumbrarse a algo tan bueno, no
es fácil asumir que yo misma había sido quien la rompió, no caía, recordé todo
momento, toda sonrisa desde el primer momento que me la probé, me acordé lo
feliz que fui, y lloré más. Capaz si no me hubiera puesto esa noche la remera
azul esto no pasaba, capaz si nunca compraba esa puta remera azul mi remera
roja nunca se rompia, me arrepentí y me sigo arrepintiendo como nunca en mi
vida me arrepentí, es más es de lo único que me arrepiento. Por algo fue asi,
no lo se, por algo me tuve que comprar la remera azul y usarla esa noche, capaz
para aprender de mi error o capaz para que realmente me de cuenta todo lo que sentía
y lo única que era mi remera roja.
Hoy doy por finalizada esta etapa, le doy cierre a mi
remera roja, ya no la puedo usar, ya no es mia, ya no es para mi. Entendí que a
veces nos acostumbramos mucho a cosas buenas o a que una remera te quede
perfecta y dejamos de valorarla, entendí que nunca iba a tener una igual a la
roja, entendí que no vale la pena usar una remera que no te convence un par de
noches, entendí que el corazón siempre me dijo que era lo que quería y entendí
que los caprichos son ciegos. Que ciegan al corazón para dejar actuar al
cuerpo, que hacen que neguemos la realidad. Pero el llegar a casa es duro, es
duro volver y verte al espejo, desnuda, sin ninguna remera, sin saber que
ponerte, mirando el placard lleno como si estuviera mas vacio que nunca,
completamente en la nada y odiándote a vos misma. 
Mi remera roja me la guardo en el corazón, me la guardo
como mi primer y mejor remera hasta ahora, me guardo cada recuerdo único e
inigualable, pero recuerdos en fin. Hoy acepto que me equivoqué, acepto que mi
remera roja ya no es mas mia, que ya no es roja, que tiene un agujero que nunca
se va a coser y acepto que ya vivi todo lo que podía vivir con ella. Hoy la
extraño como el primer dia, pero la extraño de forma diferente, la extraño
recordando lo bueno, la extraño con una sonrisa en la cara y pensando que puede
haber mejores, que todavía me quedan muchos años por vestirme.
Todos cometemos errores, todos tenemos de algo de que
arrepentirnos, todos tenemos una remera roja inolvidable que siempre vamos a
llevar en el corazón, todos tenemos nuestra primer remera roja, todos tenemos
remeras como la azul que cuando te la probas te gusta y cuando llegas a tu casa
es horrible, todos tenemos una remera azul que nos arrepentimos de comprar,
pero es parte de la vida, remeras como la roja y como la azul hacen que seamos
quienes somos, hace que aprendamos a elegir mejor y a entender que no van a ser
las únicas remeras. Gracias remera roja, eternamente gracias.
“No sólo basta con el amor”