Hice un collage de caricias para vos

domingo, 2 de junio de 2013

Fin



Tengo una remera hace casi 2 años, es la mejor remera que tuve en toda mi vida hasta ahora, es simple no tiene nada en particular a simple vista, pero para mi es única, no hay mejor remera que mi remera roja, no hay otra que me quede mejor, o capaz si, pero no lo quiero ver, yo solo quiero mi remera roja. Me acuerdo el primer dia que me la puse como si fuera ayer, un dia de primavera, el mes en donde todo florece. Jamás pensé que iba a ser tan indispensable para mi, pero si lo sentí, apenas me la puse sentí una sensación que jamas había sentido, un escalofrio que me decía que esa remera iba a ser algo mas que una simple remera. La usé, la use todos los días y todas las horas por un año, al principio el color estaba impecable, todo encajaba, era todo lo que quería en mi placard. La lavaba y la volvia a usar, aunque algunos días ya la veía un poco mas clara por lo gastado, no me importaba, no me importaba salir a la calle con ella, yo la amaba y ella también a mi. Encajabamos tan bien que asustaba, yo no veía que nadie tenga una relación como la mia con mi remera roja, para mi era una relación única que capaz nunca mas iba a encontrar. Con el tiempo la remera se fue gastando mas y mas, y no había forma de que vuelva a ser nueva, costaba ponérmela porque ya tenia hechas pelotitas de ropa vieja, esas pelotitas odiosas que a veces me negaba que estaban para no aceptar la realidad. Pero estaban, y se veian, y se notaban y se sentían. Decidí no usarla por un tiempo, pero fallé, a los pocos días necesitaba ponérmela, nose si ya me quedaba tan bien como la primera vez pero ya era costumbre, maldita y puta costumbre. La volvi a usar unos días, después de piyama y después solo a veces, ya estaba vieja y gastada, nada era lo mismo. Me aburrí, quise probar con otra remera, agarré mis ahorros y dejándome llevar por mis impulsos, casi sin pensarlo, me compré una remera, azul. Bastó con probarmela por primera vez para saber que no iba a vivir nada de lo que vivi con mi remera roja, sabía que no iba a ser tan especial. Pero no me escuché, estaba tan emocionada por estrenarla, o capaz porque el ambiente me impulsaba a hacerlo, la vendedora me gritaba que me quedaba perfecta, cuando yo muy bien sabia que no me quedaba tan bien, pero me deje llevar, me deje influenciar y finalmente me la compré. Esa noche sali a bailar, me puse la remera azul con un short de terciopelo y me emborraché. Me quedaba realmente bien la remera, pero no tenia vivido todo lo que si tenia la roja, capaz la azul estaba bien por una noche, por un poco de diversión, pero la roja seguía siendo única. La roja había estado en mis mejores y peores momentos, en mi primer beso de amor, en mi primer lagrima derrochada por amor, en nuestro primer “te quiero”, en las peores de mis pesadillas y en los mejores sueños. Esa noche volvi a casa con un vacío enorme, con un nudo en el corazón que me decía que algo hice mal, me mire al espejo y no me reconoci, esa no era mi remera, esa no era yo. Me desnudé rápido y busque desesperadamente y con lagrimas en los ojos a mi remera roja por el placard, no la encontraba por ningún lado, desordene todo no me importaba yo quería mi remera roja en ese mismo momento, abrigándome el pecho como siempre lo hizo, durmiendo conmigo cuando mas la necesité. Finalmente la encontré, estaba abajo de la cama, nose como llego, pero estaba toda sucia en un rincón. No me importó, la sacudi rápido y me la puse, pase un brazo y cuando pase el otro escuche un “crach”, no quería ni pensar en lo que había pasado, pero pasó, se me rompió. Le hice un agujero en la manga, llore debastadamente, no lo podía creer, con todo lo que la quería, con todo lo que la cuide, con todo lo que pase con ella, para que YO MISMA la rompa, para que termine todo asi de la nada y tan mal por culpa mia, me odié, me odio. Ya nada iba a ser lo mismo, nada de nada, nunca mas, ya la había roto y no había forma de arreglarla, no había chance de que volvamos a encajar tan bien. Y la lloré y la sufri, no es fácil desascostumbrarse a algo tan bueno, no es fácil asumir que yo misma había sido quien la rompió, no caía, recordé todo momento, toda sonrisa desde el primer momento que me la probé, me acordé lo feliz que fui, y lloré más. Capaz si no me hubiera puesto esa noche la remera azul esto no pasaba, capaz si nunca compraba esa puta remera azul mi remera roja nunca se rompia, me arrepentí y me sigo arrepintiendo como nunca en mi vida me arrepentí, es más es de lo único que me arrepiento. Por algo fue asi, no lo se, por algo me tuve que comprar la remera azul y usarla esa noche, capaz para aprender de mi error o capaz para que realmente me de cuenta todo lo que sentía y lo única que era mi remera roja.

Hoy doy por finalizada esta etapa, le doy cierre a mi remera roja, ya no la puedo usar, ya no es mia, ya no es para mi. Entendí que a veces nos acostumbramos mucho a cosas buenas o a que una remera te quede perfecta y dejamos de valorarla, entendí que nunca iba a tener una igual a la roja, entendí que no vale la pena usar una remera que no te convence un par de noches, entendí que el corazón siempre me dijo que era lo que quería y entendí que los caprichos son ciegos. Que ciegan al corazón para dejar actuar al cuerpo, que hacen que neguemos la realidad. Pero el llegar a casa es duro, es duro volver y verte al espejo, desnuda, sin ninguna remera, sin saber que ponerte, mirando el placard lleno como si estuviera mas vacio que nunca, completamente en la nada y odiándote a vos misma.

Mi remera roja me la guardo en el corazón, me la guardo como mi primer y mejor remera hasta ahora, me guardo cada recuerdo único e inigualable, pero recuerdos en fin. Hoy acepto que me equivoqué, acepto que mi remera roja ya no es mas mia, que ya no es roja, que tiene un agujero que nunca se va a coser y acepto que ya vivi todo lo que podía vivir con ella. Hoy la extraño como el primer dia, pero la extraño de forma diferente, la extraño recordando lo bueno, la extraño con una sonrisa en la cara y pensando que puede haber mejores, que todavía me quedan muchos años por vestirme.

Todos cometemos errores, todos tenemos de algo de que arrepentirnos, todos tenemos una remera roja inolvidable que siempre vamos a llevar en el corazón, todos tenemos nuestra primer remera roja, todos tenemos remeras como la azul que cuando te la probas te gusta y cuando llegas a tu casa es horrible, todos tenemos una remera azul que nos arrepentimos de comprar, pero es parte de la vida, remeras como la roja y como la azul hacen que seamos quienes somos, hace que aprendamos a elegir mejor y a entender que no van a ser las únicas remeras. Gracias remera roja, eternamente gracias.

“No sólo basta con el amor”